23 may 2009

Sobre el hundimiento del Movimiento estudiantil.

Analiza desde Madrid los factores influyentes en el hundimiento del movimiento estudiantil y hace una conclusión sobre sus efectos.

    (perspectiva desde Madrid)

    Desde hace ya más de un año se escucharon muchas voces, a tiempo crecientes contra el famoso “ Plan Bolonia”. Lo que comenzó con entusiasmo aquí en Madrid, con rapidez pareció extenderse primero a las más grandes ciudades de este país, así como sucinta y progresivamente hacia el debate en las más pequeñas.

    Con el tiempo, el catastrofismo y las peores ideas de los universitarios fueron agravándose, no por su pesimismo sino por haberse atrevido a adentrarse en un mundo que no conocían la gran mayoría de ellos. Desde las nuevas y emocionantes asambleas de facultad fueron tejiéndose los primeros grupos de estudio, las famosas “huelgas a la japonesa”, que formarían comunicado tras comunicado para profesores, prensa, claustros, el mismo rector y demás. Una juventud naciente y emprendedora conoció los valores de la Autogestión, La Autonomía, la Horizontalidad, y la AutarquÍa, pues rápido aprendieron que debían alejase de sindicatos mayoritarios y partidos políticos si querían seguir siendo un movimiento vivo y ajeno a intereses más allá de la lucha contra la destrucción de la Universidad.

    Mucho se debatió sobre esto y discusiones sobre “Qué es la universidad y que la define como tal”y asuntos cuasi-filosóficos ( a menudo complicados) se convirtieron en la base vertebral del sentido de la lucha que estaban emprendiendo.



    Desde la que se autodenominó “Bastión de conocimiento” facultad de filosofía de Madrid, las asambleas fueron extendiéndose y formando un tejido organizado entre distintas disciplinas. Un movimiento fuerte y animado, como rezumaba su propia juventud, pero por la misma razón débil e inocente, cándido y confiado.

    Y este último año, ha supuesto una “prueba de madurez” acelerada para el propio movimiento en su conjunto. En un principio, desde las constantes peticiones a los rectores, de quien no recibieron más que evasivas, medias tintas o, directamente, represión. Usaran los medios que usaran, como la propia ocupación de los rectorados.Desde los llamamientos constantes por la movilización del profesorado, de quien poco más que palmaditas en la espalda, sonrisitas, o aprobaciones desde la lejanía recibieron, ( en el escaso caso de que apoyaran el movimiento) con algunas excepciones, muy excepcionales, e igualmente tan inmaduras como los estudiantes para entender lo que ocurría a su alrededor. (Cuya gran voluntad se limitó a firmar comunicados) Hasta la imponente visión directa de “Golpes de estado” o “Violaciones de acuerdos” dentro de los propios claustros y juntas de gobierno donde por A o por B y contra lo que fuera, se aceleraba el proceso de Bolonia, a pesar de todas las reivindicaciones estudiantiles ( lo que provocó el abandono y desesperanza de muchos) como si un sueño horrible se fuera a hacer realidad si no se cumplían todas las normativas que llegaban desde arriba con devoción divina.

    Los estudiantes en su conjunto, fueron sintiendo esa oscura frustración que muchos hemos vivido dentro, y ese concienciamiento sobre una sociedad donde el derecho no es más que una pantomima, siendo un hecho que vivimos en un constante “estado de excepción” a los placeres de la economía.



    En las propias asambleas, fue intensificándose el discurso de que “había que radicalizarse” que “todas las vías burocráticas han fallado” o “son teatros” y otras ideas que por primera vez resonaban en la cabeza de muchos.

    Muchos que no comprendían realmente la magnitud de aquello contra lo que se enfrentaban, al tiempo que otros se llenaban de “digna rabia” y deseaban gritar con más y más fuerza.

    Por esta razón, parecía que realmente de este “Movimiento estudiantil” nacería algo nuevo, algo que realmente supusiese un modelo de cambio o de concienciación. Incluso, hace no mucho, recuerdo que se publicó un articulo que trataba sobre la radicalización del movimiento estudiantil como si de algo esperanzador se tratase.

    ¿Pero todas estas iniciativas, dónde han quedado?



    La realidad fue bien distinta. De hecho, el movimiento se hinchó justo antes de empezar a desintegrarse.

    Lo cierto e innegables es que las asambleas de base han decaído. No hace mucho que los encierros en facultades eran constantes e incluso se organizaron de tal manera que siempre permaneciera una facultad en funcionamiento durante cada noche en la semana, pero hoy, a estas asambleas, si se convocan, acuden los mismos que luego irán a la coordinadora de universidades, así como los mismos que irán al próximo encuentro estatal, siendo además los mismos, que desde el principio fueron guiando la voluntad de las asambleas por las vías “Más razonables”.

    De este modo, empezamos a vislumbrar las motivaciones de la quiebra.

    Por un lado, tenemos que ver que aunque el primer auge de este movimiento tuvo lugar en el curso pasado, fue en este cuando más creció. En su mayoría, gracias a estudiantes de primer curso, que por las razones que fueran ( entre ellas posiblemente que serían estos los que tendrían que pasar todos los cursos en limpio si no querían decaer dentro del maléfico Plan), fueron ellos los que más engrosaron las asambleas, posiblemente motivados al sentirse parte de ese algo nada más llegar a la universidad. Pero claro, algo que ya estaba hecho, y de lo cual ellos formarían parte y harían un gran trabajo, pero Algo en lo que algunas voces ya se escuchaban más que otras, lo que provocó que todos estos nuevos no pudieran fielmente llegar a sentir la lucha como algo propiamente “suyo”. Lo cual entró rápidamente en conflicto con aquellas personas que ya llevaban tiempo trabajando en este algo, lo cual no afectó al principio, pues el movimiento no había empezado a madurar, pero para aquellos que entraron más tarde en este mismo curso, supondría un rechazo inicial escuchar muchas propuestas para las que ellos aun no solo no estaban preparados, sino que contradecían la visión del mundo de donde procedían.

    Y claro, esto fue fatal al tiempo pues redució mucho trabajo en pocas manos, elitizándolas aún más y, por tanto, provocando la desconfianza de más gente dentro del propio movimiento.



    Estos conflictos internos provocaban asambleas de 6 y 7 horas pero, sorprendentemente, no fue suficiente para que el movimiento no aguantase, sino que incluso avanzó . Tuvieron que sumarse muchas cosas más, que precisamente, impedirían esas 6 horas de asambleas.

    En segundo lugar, tenemos que añadir otro detalle sobre la larguísima duración de las asambleas. Aunque muchas de las discusiones se hicieran muy productivas a nivel personal hay que añadir que no solo desgastaban el movimiento, sino la premeditación de muchas de ellas. Debe quedar dicho que los rumores que corrían sobre aquellas personas que pertenecían a partidos políticos, como la UJCE, o el PCE entre otros y sobre la preparación previa de las vías que debían seguir las asambleas, quedaba señalado.

    Por un lado con las “guerras de desgaste” a los que estos sometían a la asamblea, a fuerza de utilizar a voluntad el termino “consenso”, el cual significaba algo así como “ hasta que no tengáis mas huevos que ceder” y de esto podría culparse a muchos, quedando como una prueba irrelevante y justificada con el tipo de propuestas “ ahora si , ahora no”que defendían en las asambleas. Ejemplo de ello fue negarse a una votación que les habría dejado en minoría sobre cerrar las facultades de forma física el día de la huelga hasta que al fin, por cansancio, abandono, o sueño, la gente acababa aceptando lo que estos decían. Todo ello, hasta utilizar recursos materiales de sus partidos( con que apenas ocho personas hubieran decidido bloquear las entradas), tiempo después para cerrar las facultades,( sin que la asamblea tuviera potestad sobre esto, sino, nombrando una “comisión de cierre” donde los no-universitarios, o gente de otras facultades no eran raros) no porque hubieran recapacitado, sino porque “ ya estamos en el segundo cuatrimestre”. Planteamiento evolucionista que tanto caracteriza al Marxismo-Leninismo.



    Hay que añadir, en tercer lugar, que siquiera estas tácticas de “cuanto más cerca de la derrota más radicales” fueron reales, puesto que en casi ningún momento parecía que realmente luchábamos contra el “Plan Bolonia” sino que todos nuestros esfuerzos eran por “sumar a más y más gente”. Puede que en consecuencia se hicieran cosas interesantes, o mucha gente quedase informada, pero la finalidad eran sumarlos a nosotros, para que, parece ser que cuando fuéramos muchos, de repente nos escucharían (o algo) como pasó (de broma) en los medios de comunicación, que como es adecuado según lo que son, dedicaron todos sus esfuerzos en destruirnos, quizás de hambre, ya que intentaban que la gente no se acercase a nosotros, y nosotros parecía que nos alimentábamos de ella. El caso, es que nuestras acciones directas más rotundas, con las que conseguimos una audiencia de más de 200 personas en las asambleas, quedaron en poco tiempo en nada, pues en lugar de pensar qué hacer ahora que parecíamos tener más fuerzas, nos dedicamos nuevamente a convencer a la gente de lo “Guays” que son las asambleas, con ese constante fracaso de las vías del “buenrollismo” que parece que funciona entre los partidos políticos, quizás como el PSOE, pero que han demostrado ser un autentico fracaso a la hora de hacer una lucha política real.



    Y sobre esto voy ahora, en cuarto lugar. Pues personalmente me encontraba entre los que sufrieron la negativa de muchos universitarios a la hora de hacer política desde las asambleas, hasta el punto que está en acta que no nos podíamos manifestar “anticapitalistas” en las manifestaciones. Aunque quedase claro desde las asambleas que la lucha contra Bolonia era una lucha contra el Capitalismo. Y es que esto quizás llego tarde, pero de esto hablaré un poco más adelante.



    Antes, quiero hacer una anotación en quinto lugar sobre los Anarquistas (ya que hablé explícitamente de Comunistas) pues el papel de estos fue distinto en las asambleas. Desde mi visión, en principio formaron parte de las asambleas como “bloque fuerte” (como algunos la llamaban) y luego su mayoría, ante la visión ,o al menos intuición, de cuantas cosas he dicho y a saber qué otras más, terminaron formando grupos autónomos abandonando a las asambleas.

    Hay que añadir que esto además fue motivado por la lejanía de reivindicaciones que tenían con respecto el Movimiento estudiantil en general, ante lo cual, en lugar de participar más activamente para convencer a la gente de sus motivaciones, prefirieron la autonomía.

    Con esto paso a la conclusión final:



    La cuestión es que el movimiento fue estéril como consecuencia a las vías que siguieron las primeras y más importantes asambleas, no solo como ya he dicho por el hecho de no querer politizarse y no declararse más que como “anti-bolonía” lo cual no es más que estar en contra de uno de los planes neo-liberales del Parlamento Europeo (sea lo que sea eso) sin tener en cuenta el contexto en el que sucede, y sin mirar más allá de este, siendo por tanto reduccionista no solo en cuanto a sus reivindicaciones, sino además dentro de la propia lucha. No se planteó llevar el conflicto realmente a la sociedad hasta finales del año pasado y no se reflexionó sobre la influencia del plan Bolonia con los trabajadores de la universidad más allá de los docentes hasta principios de este año. Por lo cual, el Movimiento Estudiantil, no era más que eso, estudiantes intentando hacer la revolución (sin revolución) por cartas y con paseos de masas. Por ello, quiero señalar, que realmente su fracaso no es nada melancólico, pues poco o nada se podía esperar realmente de el, pero que sin embargo, en esto no ha quedado todo, pues si hicieron un papel muy importante, secundario o alejado de sus objetivos, pero mucho más eficiente a mi ver.

    Curiosamente, los estudiantes al no querer declarase políticamente con tal de reunir a masas, no pudieron dejar de hacer política no solo en el trabajo interno, de “por qué hacer o qué hacer” o la comunidad universitaria, sino en la misma sociedad, aunque a un nivel más leve, pero real, precisamente en estos tiempos, donde la política va alejándose más y más de la vida de la gente, posiblemente en la juventud con más intensidad.

    Además este trabajo interno como señalé antes tuvo la consecuencia inesperada de la formación de grupos autónomos de universitarios, en el caso que señalé libertarios en su mayoría. Estos grupos, al menos, tienen más posibilidades de prosperar o al menos se puede esperar que trabajen mejor, ya que están formados por grupos de afinidad y gente con la conciencia política más definida que no solo centrará sus fuerzas en una reivindicación parcial. De este modo, es más posible que se prolongue en el tiempo que un movimiento de masas, y por tanto que sirvan como tierra fértil para las luchas por liberación del pensamiento dentro de las universidades.



    Esperemos que estos desertores continúen más adelante como los guerreros de esta lucha que abandonamos sin el estandarte.

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